Se trata de una escultura a tamaño natural tallada en madera de cedro, inspirada en Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli, de Madrid, con destino a la localidad salmantina de Encinasola de los Comendadores.
A pesar de la fuerte inspiración en el Cristo mencionado, me he permitido ciertas licencias artísticas que la hacen diferente a la obra original; sin embargo, al verla evoca perfectamente al aclamado Señor de Madrid.
La policromía se ha realizado al óleo con acabado mate, siguiendo la técnica del taller al que se atribuye la imagen de Madrid, Juan de Mesa. La anatomía, trabajada de manera sutil, muestra las heridas de la reciente flagelación. Destaca el tratamiento de la sangre, dando la sensación de que las marcas están sangrando en este mismo momento.
A semejanza del Medinaceli de Madrid, lleva peluca de pelo natural, realizada por el taller del posticero jerezano Francis.
La corona de espinas es de metal chapado en oro, obra del orfebre de Hinojos Juan Hernández.
Fotografías de Juan María Torres.
